Ilustratón
A lo largo de la historia, el ser humano ha producido imágenes narrativas para comunicar sucesos y conceptos relevantes.
El cacao, alimento sagrado de los pueblos prehispánicos, ha sido representado en murales, bajorrelieves y modelados de palacios, tumbas y templos. Desde Teotihuacán hasta Chichen-Itzá, el cacao ostenta un lugar de honor en la iconografía mesoamericana. Las primeras representaciones del “alimento de los dioses” aparecen en vasijas mayas, con el glifo “pez”, kakawa, una expresión fonética y simbólica que tiene que ver con de los héroes gemelos del agua del Popol-Vuh, libro del consejo de los mayas k’iche. El cacao se considera como un símbolo de resurrección, de renovación. La impresión más antigua de este glifo que conocemos, fue encontrada en un tecomate en el Paso de la Amada, Soconusco, costa pacífica de México. Fechada en 1900 a.C., y atribuida a la cultura mokaya. El glifo “pez” aparece no solamente como símbolo de la bebida de la nobleza, sino también para registrar el tributo pagado en forma de granos de cacao, que como sabemos, era el valor de cambio de Mesoamérica.
La expresión del cacao como riqueza aparece también plasmada en el Códice de Dresde, libro maya del siglo XI o XII, donde se anota que tal o cual divinidad “entró en su cacao”, es decir, se volvió próspero.
La primera ilustración de cacao que se publica en Europa es en el libro de Francisco Hernández, quien con su formación de médico humanista, describe las propiedades curativas del cacao, con la representación gráfica del árbol, el cacahuaquahuitl. Además, en este valioso compendio, incluye varias de las plantas que se asocian al cacao y con las que se preparan sus diversas bebidas.
Con la Revolución Industrial del siglo XVIII, la tecnología de impresión avanzó notablemente, y es ahí cuando la ilustración toma fuerza, por la gran difusión de las publicaciones. Aparecen en ellas imágenes del cacao, una especie de gran interés por sus propiedades y su valor comercial, y que ya para ese entonces goza de una distribución agrícola que trasciende Mesoamérica. Se muestran escenas del cultivo del cacao y su entorno social, de muy distintas latitudes, así como incontables registros de botánica, donde se ilustra el árbol, el fruto, las flores, las hojas, las almendras, e incluso algunas plagas e insectos que acompañan el cacao.Las ilustraciones de la naturaleza del cacao aparecen en enciclopedias, libros de texto infantiles y láminas escolares.
Por otro lado, la incipiente industria del cacao exhibe todo un abanico de ilustraciones de chocolates, su forma de tomarlos y sus efectos. Además de mostrar las escenas del cultivo del cacao en tierras distantes, estos medios impresos ostentan las fábricas de chocolate, con filas interminables de máquinas, chimeneas y la grandeza de la industria del chocolate. Y no solo los libros se enriquecen con láminas, sino también los periódicos y revistas, que ya para el siglo XIX tienen vastas y eficientes redes de distribución, y que además son un entretenimiento accesible a millones de personas.
A finales del siglo XIX, las ilustraciones publicitarias son en su mayoría imágenes en blanco y negro. Ya para principios del siglo XX, los avances en fotograbado y nuevas técnicas de impresión permiten producir ilustración a todo color, y detonan una nueva forma de arte, la edad de oro de la ilustración gráfica.
Hoy en día, los ilustradores tienen la capacidad de trabajar con métodos tradicionales de dibujo en combinación con la tecnología de programas de cómputo.
El cacao, alimento sagrado de los pueblos prehispánicos, ha sido representado en murales, bajorrelieves y modelados de palacios, tumbas y templos. Desde Teotihuacán hasta Chichen-Itzá, el cacao ostenta un lugar de honor en la iconografía mesoamericana. Las primeras representaciones del “alimento de los dioses” aparecen en vasijas mayas, con el glifo “pez”, kakawa, una expresión fonética y simbólica que tiene que ver con de los héroes gemelos del agua del Popol-Vuh, libro del consejo de los mayas k’iche. El cacao se considera como un símbolo de resurrección, de renovación. La impresión más antigua de este glifo que conocemos, fue encontrada en un tecomate en el Paso de la Amada, Soconusco, costa pacífica de México. Fechada en 1900 a.C., y atribuida a la cultura mokaya. El glifo “pez” aparece no solamente como símbolo de la bebida de la nobleza, sino también para registrar el tributo pagado en forma de granos de cacao, que como sabemos, era el valor de cambio de Mesoamérica.
La expresión del cacao como riqueza aparece también plasmada en el Códice de Dresde, libro maya del siglo XI o XII, donde se anota que tal o cual divinidad “entró en su cacao”, es decir, se volvió próspero.
La primera ilustración de cacao que se publica en Europa es en el libro de Francisco Hernández, quien con su formación de médico humanista, describe las propiedades curativas del cacao, con la representación gráfica del árbol, el cacahuaquahuitl. Además, en este valioso compendio, incluye varias de las plantas que se asocian al cacao y con las que se preparan sus diversas bebidas.
Con la Revolución Industrial del siglo XVIII, la tecnología de impresión avanzó notablemente, y es ahí cuando la ilustración toma fuerza, por la gran difusión de las publicaciones. Aparecen en ellas imágenes del cacao, una especie de gran interés por sus propiedades y su valor comercial, y que ya para ese entonces goza de una distribución agrícola que trasciende Mesoamérica. Se muestran escenas del cultivo del cacao y su entorno social, de muy distintas latitudes, así como incontables registros de botánica, donde se ilustra el árbol, el fruto, las flores, las hojas, las almendras, e incluso algunas plagas e insectos que acompañan el cacao.Las ilustraciones de la naturaleza del cacao aparecen en enciclopedias, libros de texto infantiles y láminas escolares.
Por otro lado, la incipiente industria del cacao exhibe todo un abanico de ilustraciones de chocolates, su forma de tomarlos y sus efectos. Además de mostrar las escenas del cultivo del cacao en tierras distantes, estos medios impresos ostentan las fábricas de chocolate, con filas interminables de máquinas, chimeneas y la grandeza de la industria del chocolate. Y no solo los libros se enriquecen con láminas, sino también los periódicos y revistas, que ya para el siglo XIX tienen vastas y eficientes redes de distribución, y que además son un entretenimiento accesible a millones de personas.
A finales del siglo XIX, las ilustraciones publicitarias son en su mayoría imágenes en blanco y negro. Ya para principios del siglo XX, los avances en fotograbado y nuevas técnicas de impresión permiten producir ilustración a todo color, y detonan una nueva forma de arte, la edad de oro de la ilustración gráfica.
Hoy en día, los ilustradores tienen la capacidad de trabajar con métodos tradicionales de dibujo en combinación con la tecnología de programas de cómputo.